LA CRECIENTE EXCLUSIÓN

Los gobiernos mexicanos neoliberales de cambio de siglo, la infundada y poco atinada política oficialista de relegar a ciertos grupos sociales del campo –como los campesinos e indígenas- de la tendencia de re-modernización del libre mercado tuvo que ver con un proceso de exclusión mucho más amplio respecto de a qué grupos privilegiar y sobre a qué sectores socioeconómicos dirigir las políticas de desarrollo de corte agropecuario. No obstante, ante un escenario así, emergen preguntas silenciadas pero muy presentes ¿Más allá de los escasos grupos de beneficiarios, a quiénes se dejó de lado y omitió? ¿Quiénes son esas centenas de miles y millones de personas a los que de facto se marginó del proyecto nacional y no se les hizo participes del cambio de rumbo? El viraje de qué hacer con el agro se hizo sobre un cálculo reduccionista que no contempló a cabalidad el peso y significación del campo y los campesinos en la vida nacional.

Es cierto que para inicios de la década de 1980 el campo mexicano, derivado de un histórico proceso de abandono oficial y ya con un severo y estructural deterioro, no aportaba mucho al Producto Interno Bruto –su contribución era menor al 10%-. No obstante, su significación residía, más que en términos de los montos totales efectivos de dinero aportados por el sector agropecuario, en la capacidad de producción de alimentos para consumo nacional –con el consecuente ejercicio de la casi total soberanía alimentaria y en la cantidad de fuentes de empleo que generaba entre la diversa y dispersa población rural del país; y, de no menor trascendencia, la reproducción de un modo de vida mucho más respetuoso con el medioambiente natural y con una profunda valoración sociocultural por la tierra como sustento de la vida. El efecto de las políticas de re-estructuración no se hizo esperar y, en un muy breve lapso de tiempo, la adversa situación de los campesinos se recrudeció aún más y condujo a drásticos cambios sociodemográficos, mientras los jóvenes salieron y salen en busca de oportunidades laborales, las mujeres y los adultos mayores se quedaban y permanecen en las localidades rurales. Como han señalado algunos especialistas, se presentó una fuerte reducción demográfica, así como un envejecimiento y feminización de la población.

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